MG Magnette coches clásicos en venta

Historia del MG Magnette

El MG Magnette tiene una historia que abarca desde 1932 hasta 1968, con dos grandes fases de producción. El primer Magnette, el MG K1, debutó en 1932 con un motor de seis cilindros en línea de 1.087 cm³ y una potencia de 29 kW. Además de la versión berlina, se fabricaron los modelos deportivos K2 y el extraordinario K3 Magnette Supercharged, capaz de alcanzar 88 kW. La primera etapa incluyó además los modelos KN y NA Magnette, el último con una evolución de motor hasta los 1.286 cm³ y 41 kW. Tras una pausa, MG reanudó la producción de la serie Magnette en 1953, comenzando con la berlina ZA, marcando el inicio de la segunda fase con motores B-Series y una clara orientación hacia el confort y la sofisticación británica.

Evolución de las series Magnette

La familia Magnette comenzó con los deportivos de los años 30: K1, K2, K3, KN y NA, con motorizaciones de seis cilindros y énfasis en la deportividad. Tras casi dos décadas de ausencia, en 1953 la serie ZA inauguró la era moderna de los Magnette, siendo la primera carrocería monocasco de MG. En 1956, la serie ZB mejoró la potencia y la velocidad máxima. En 1959 llegó el Mark III, fabricado ya completamente por British Motor Corporation, que en 1961 evolucionó a Mark IV con un motor 1.622 cm³ y mejoras en confort y equipamiento, hasta el fin definitivo de la línea en 1968.

Particularidades y datos relevantes

La Magnette integra desde su inicio carrocerías tanto deportivas como berlinas, experimentando a lo largo de su vida una gran evolución técnica. Fue pionera en MG al ofrecer la estructura monocasco, y adelantó tendencias con la utilización de motores B-Series y acabados de alta calidad como piel, madera y opciones de caja semiautomática y automática en ediciones posteriores. El Magnette mantiene una fuerte presencia en el mercado de clásicos de MG, representando el 78% del stock disponible, y concentra el 89,3% de visitas a anuncios de MG, destacándose en demanda y oferta frente a las demás series.

Datos técnicos

Ediciones especiales y versiones de colección

Algunas variantes como el MG K3 Magnette Supercharged, producido solo en 1933, es especialmente buscado por su potencia superior (88 kW) frente a los modelos convencionales, y por su limitada producción. Así mismo, los Mark III y Mark IV incorporan mejoras de confort y diseño que los hacen destacar en el mercado de clásicos.

Motor, transmisión y comportamiento dinámico

Las primeras generaciones como el K3 Magnette ofrecieron prestaciones deportivas excepcionales para su tiempo, al tiempo que las versiones ZA/ZB y posteriores cedieron en deportividad para ganar en refinamiento y fiabilidad. El motor B-Series entregó desde 44 kW (ZA) hasta 50 kW (Mark IV), permitiendo velocidades máximas entre 128 km/h (ZA) y 140 km/h (Mark III). El cambio manual fue la norma, aunque las versiones automáticas y semiautomáticas se introdujeron en las generaciones finales, adaptando el Magnette a un público más orientado al confort. - ZA: motor 1.489 cm³, 44 kW, 128 km/h

• ZB: hasta 50 kW, 132 km/h
• Mark III: 49 kW, 140 km/h
• Mark IV: 1.622 cm³, 50 kW, transmisión automática disponible

Diseño, interior y equipamiento

El MG Magnette destaca por sus líneas clásicas y elegantes, adoptando el monocasco en los modelos ZA en adelante, con carrocería de acero completa. El interior impresiona con asientos en piel, salpicaderos de madera de nogal brillante y mandos cromados. Los modelos posteriores ofrecen mayor espacio interior y, en Mark IV, una línea de cintura más baja y detalles en acabados adaptados a los gustos de los años 60. Se incluyeron opciones avanzadas para la época como cambios semiautomáticos o automáticos, y personalizaciones en color y tapicería eran habituales en catálogos británicos.

Resumen

El MG Magnette reúne tradición deportiva británica y elegancia, pasando de ser un deportivo de nicho en los años 30 a una berlina refinada y tecnológicamente avanzada para su época entre 1953 y 1968. Hoy sigue siendo uno de los modelos más solicitados por aficionados y coleccionistas, sobre todo por su valor histórico, variedad de versiones y la reconocida fiabilidad de sus mecánicas.