Alpine coches clásicos en venta

Historia de Alpine

Alpine nació en 1955 en Dieppe, Francia, gracias a la visión de Jean Rédélé, el más joven concesionario Renault del país. La marca surgió a raíz de los éxitos deportivos de Rédélé con el Renault 4CV, evolucionando pronto hacia el desarrollo de deportivos ligeros y extremadamente competitivos en rallyes. El Alpine A106, con chasis tubular y carrocería de fibra de vidrio, fue el inicio de la saga, seguido por los A108 y especialmente el A110, que ganaría fama mundial por sus victorias en carreras como el Rally de Monte Carlo y el Campeonato Mundial de Rally de 1973.

Evolución y modelos de Alpine

Tras los primeros A106 y A108, Alpine consolidó su éxito con el A110, un modelo caracterizado por su bajo peso (aprox. 700 kg) y carrocería de GFK, que evolucionó desde motores Renault de 956 cc hasta variantes de 1,8 litros en competición. Posteriormente, surgieron modelos más sofisticados como el A310 (primero con cuatro cilindros y más tarde PRV V6), el GTA/V6 con motores sobrealimentados y carrocerías en poliéster, y culminando la etapa clásica con el A610 Turbo, producido en series limitadas y dotado de tecnología avanzada para su época. Alpine también fabricó vehículos bajo licencia en países como España (FASA Alpine).

Características destacadas y estadísticas

Alpine apuesta tradicionalmente por el uso de fibra de vidrio y estructuras ligeras asociadas a mecánica Renault, con especial cuidado en la fabricación artesanal y la adaptación a las necesidades del cliente. Su orientación deportiva es indiscutible, con resultados probados en la competición internacional. Destacan además sus colores originales como el azul Alpine y equipamientos como asientos bucket, instrumentación específica y numerosas variantes destinadas tanto a la carretera como al circuito.

Datos técnicos principales

Ediciones especiales y modelos de colección

La producción Alpine ha incluido ediciones limitadas de alto atractivo, como el GTA Mille Miles por el 35º aniversario, la GTA Le Mans (primera con catalizador), o el escaso A610 Turbo, con solo 818 unidades producidas. Variantes homologadas para competición como el A110 Grupo 4 o series con equipamiento específico, como llantas exclusivas o interiores en cuero, contribuyen a la exclusividad y valor de estos vehículos en el mercado de clásicos.

Mantenimiento y puntos a tener en cuenta

Los Alpine requieren un seguimiento cuidadoso, especialmente en la conservación de las carrocerías de GFK y el chasis tubular, donde la corrosión y los daños por impactos pueden suponer reparaciones costosas. El uso intensivo en competición también exige revisar cotidianamente los componentes del tren de rodaje, dirección y frenos. Los recambios originales existen, pero para ciertas piezas específicas de cada serie puede ser necesario recurrir a especialistas o fabricantes tradicionales. Documentación completa y mantenimiento certificado son fundamentales para mantener el valor de un Alpine clásico.

Motor, comportamiento y conducción

La experiencia al volante de un Alpine es pura agilidad: gracias a pesos muy contenidos, reparto de masas optimizado (motor trasero o central, según el modelo) y una dirección comunicativa, ofrecen sensaciones muy directas. Las versiones de rally (especialmente el A110 y sus derivaciones de competición) son reconocidas por su efectividad en tramos de montaña y tracción en superficies resbaladizas. Modelos como el A310 V6, el GTA Turbo y especialmente el A610 Turbo aportan mayores prestaciones, confort y capacidad como gran turismo. - Alpine A110: Motor 1,0–1,8 l, hasta 127 CV, 0–100 km/h por debajo de 8 s, símbolo del éxito en rally.

• Alpine GTA/V6 Turbo: Motor V6 2,5–2,9 l, hasta 200 CV turbo, velocidad punta 243 km/h, carrocería de poliéster.
• Alpine A610 Turbo: Motor V6 3,0 l turbo, 250 CV, 0–100 km/h en 5,7 s, equipo de lujo, producción limitada.

Diseño, interior y acabados

Los Alpine combinan un diseño exterior inconfundible con líneas fluidas y agresivas, en especial en los A110 y su doble óptica delantera. El empleo de materiales ligeros y soluciones de ingeniería como las puertas, capós y componentes en GFK garantizan un peso mínimo y una gran rigidez estructural. El interior está orientado a la deportividad: asientos bucket, instrumentación específica, volantes de pequeño diámetro y acabados que privilegian la funcionalidad sin renunciar a detalles de confort en los modelos superiores. Los colores más buscados son los azules vivos, pero existen variantes personalizadas y ediciones especiales con pinturas y tapicerías singulares. Equipos de sonido originales, sistemas de climatización, espejos eléctricos o incluso telefonía de época forman parte de los extras más apreciados.

Características adicionales relevantes

Alpine ha dejado una profunda huella en competiciones históricas: múltiples victorias en Monte Carlo, títulos europeos y mundiales de rally, y un triunfo en Le Mans en 1978 con el A442 Turbo. Muchos ejemplares cuentan con homologaciones FIA o históricos, detalles de preparación de fábrica y accesorios propios de la competición. Existen piezas y recambios originales (llantas específicas, equipamiento de rally, documentación, elementos de seguridad) muy demandados por coleccionistas. Algunos modelos fueron fabricados fuera de Francia bajo licencia, ampliando la variedad y peculiaridad de la oferta Alpine clásica.

Resumen

Un Alpine clásico representa la síntesis perfecta entre deportividad francesa, exclusividad y tradición artesanal. Con una oferta dominada por los A110 pero abriéndose a variantes como el A310, GTA y A610, cada Alpine cuenta una historia única de carreras, innovación e ingeniería ligera. Tener un Alpine es, para muchos, vivir la verdadera esencia del automovilismo francés de los años 60 a 90.