Morris Oxford coches clásicos en venta

Historia de la Morris Oxford

La Morris Oxford surgió en 1913 y debe su nombre a la ciudad universitaria inglesa donde William Morris estableció su fábrica. El primer modelo, el Bullnose Oxford, marcó un antes y un después para la ciudad, transformando Oxford en un polo industrial. Durante la década de 1920, los modelos Cowley y Oxford llegaron a suponer hasta el 41% de la producción de automóviles en el Reino Unido, poniendo el foco internacional sobre la marca. Desde sus humildes orígenes con un motor de 1018 cc y 9 CV hasta las versiones más robustas de 2,5 litros, la Oxford experimentó una notable evolución técnica y comercial.

Historia de la gama Morris Oxford

El Bullnose Oxford de 1913 fue la base para todas las versiones posteriores de la serie. Morris ensamblaba los coches usando piezas de numerosos proveedores especializados, un método innovador para la época. A lo largo de los años, la gama Oxford incorporó variantes como limusinas, modelos deportivos y furgonetas, así como mejoras en chasis, suspensiones y dirección. En 1948, el nombre Oxford fue reutilizado para una nueva generación que conservó la esencia del modelo, pero adaptándose a las necesidades del mercado de posguerra.

Particularidades de la Morris Oxford

El atractivo de la Morris Oxford reside tanto en su ingeniería modular, donde cada componente era suministrado por distintos especialistas, como en su adaptabilidad. La versión Bullnose destacaba por su radiador en forma de 'nariz de bala' y el empleo de materiales y tecnologías pioneras para la época, como el sistema de frenos de metal externo y la iluminación de acetileno. El auge comercial de la Oxford durante los años 1920 posicionó a Morris como el referente de la producción británica, llegando a un 41% de cuota nacional en 1925.

Datos técnicos de la Morris Oxford

Ediciones especiales y versiones de colección

En 1913 se presentó la versión de luxe en el Olympia Motor Show, con distancia entre ejes ampliada y mejores acabados. Junto al modelo estándar, se ofrecieron variantes como limusinas, deportivos y furgonetas, destinadas a públicos y necesidades muy diversas. Estas versiones de luxe y personalizadas son hoy especialmente apreciadas por los coleccionistas por su carácter único y bajo volumen de producción.

Puntos débiles y problemas comunes

No se han identificado debilidades técnicas u otros problemas endémicos en la información proporcionada. Como todo vehículo clásico, el estado de los materiales originales y la disponibilidad de recambios específicos siempre deben valorarse antes de una compra.

Motor, prestaciones y manejo

El carácter mecánico de la Oxford se define por la sencillez y robustez de sus motores. El 1.018 cc cuatro cilindros ofrecía unas prestaciones modestas pero fiables para su época, compatibles con una transmisión manual de tres marchas. Mejoras en la suspensión y estabilidad, como el rediseño del eje delantero y el incremento de la capacidad del radiador, aportaron seguridad y comodidad en marcha. Los modelos posteriores mantuvieron mecánicas entre 1476 y 1622 cc, adecuadas para el tráfico de la época. - Morris Oxford Bullnose (1913): motor 1.018 cc, 9 CV, chasis ligero, frenos traseros de metal, faros de acetileno.

• Morris Oxford Series VI / ADO 38: motor mejorado, mayor confort y fiabilidad, representando un 30% de la oferta de la serie actual.

Diseño interior, confort y exterior

El diseño de la Morris Oxford fue evolucionando, pero destaca la presencia de carrocerías tipo open-tourer para dos plazas, realizadas por Raworth, así como la posibilidad de limusina, deportivo o furgoneta. El radiador 'bullnose' es la seña de identidad más reconocible. Materiales clásicos de la época se empleaban en los interiores, y elementos como el tacómetro eran, incluso en modelos deportivos básicos, parte del equipamiento estándar. Accesorios y faros fabricados por Powell & Hanmer completaban una estética singular y funcional.

Otros aspectos relevantes

La Morris Oxford fue clave en la transformación de la ciudad de Oxford, tanto social como industrialmente, y marcó un cambio profundo en la estructura del mercado automovilístico británico.

Resumen de la Morris Oxford

La Morris Oxford representa el espíritu de la automoción británica del siglo XX: innovación industrial, producción a gran escala e ingenio técnico plasmados en una gama de modelos adaptados a todos los públicos. Su legado, variedad de versiones y alto nivel de interés en el mercado de clásicos la convierten en un modelo imprescindible para los aficionados y para quienes buscan un clásico con historia y personalidad británica.