1970 | Morris Minor 1000 Traveller

Hay coches que son simplemente viejos. Y luego está este Morris Minor Traveller: encantador, peculiar y absolutamente británico. Si James Bond hubiera tenido un huerto, éste habría sido su coche oficial.

Nacido en una época en la que Inglaterra aún creía que la Reina conducía todo con un marco de madera, el Traveller es la versión familiar del legendario Morris Minor. ¿Y la madera? Sí, es auténtica – fresno macizo, trabajado a mano, resistente al clima y con más carácter que muchos SUV modernos.

Técnica – Sencillo, honesto, indestructible Bajo el capó ruge un cuatro cilindros de 1.0 litros. No presume de potencia, pero derrocha elegancia británica. Con unos 38 CV disfruta de la carretera secundaria sin prisa. Sin turbo, sin complicaciones – sólo un motor que sigue y sigue, si lo cuidas con cariño.

La suspensión ? Tan blanda como un pudin del domingo. La dirección ? Tan precisa como una bolsita de té en el heno. Pero ahí reside su encanto: no se conduce, se pasea.

Estado – Listo para rodar, con margen para restaurar Mecánica y carrocería en buen estado. Arranca bien, va fino y rueda como un caballero camino del té de la tarde. Exterior con pátina, interior algo cansado – ideal para un aficionado con corazón y herramientas.

Conducción a la derecha, por supuesto. Porque es británico de verdad. Cada trayecto es un pequeño viaje por la campiña inglesa… aunque estés en Holanda.

Conclusión – Más que un coche: una declaración en madera y acero Comprar este Morris Minor Traveller es adoptar un estilo de vida. La hora del té en lugar del turbo. El trabajo artesanal en lugar del high-tech.

Necesita un poco de cariño, pero te lo devuelve con creces. Y si le prestas atención, te contará historias de una época en la que los coches olían a personas, no a pantallas.

En resumen: di “sí” y cantarás God Save the Queen cada vez que gires la llave.